El rector de la Universidad Nacional de Rosario, Franco Bartolacci, admitió ante el público que pocas veces estuvo tan nervioso como al cantar el Himno junto a Fito Páez. Luego, se dirigió al músico para reconocer “la deuda” que la institución tenía con él: “Quien llevó a Rosario al mundo con tanta sensibilidad y se volvió la banda sonora de nuestras vidas merecía antes el abrazo de su universidad. Hoy venimos a saldar esa demora”.

Bartolacci enumeró tres motivos para otorgarle la máxima distinción: su rol de “embajador” de la ciudad, su capacidad para “contar nuestro tiempo” y su “testimonio de vida”. “Para quienes creemos que la cultura, la educación, el arte y la poesía nos transforman y nos hacen libres, reconocerte era una urgencia y un mandato impostergable. Gracias, Doctor Páez. Bienvenido a la universidad pública”, cerró entre aplausos.

Tres razones enumeró a la hora de entregar la distinción: su condición de “embajador”, la capacidad de “contar nuestro tiempo” y su “testimonio de vida”. “Para quienes estamos convencidos de que la cultura, la educación, el arte y la poesía nos salvan, nos transforman y nos hacen libres reconocerte era, además de una necesidad, una urgencia y un mandato impostergable. Gracias, Doctor Páez. Bienvenido a la universidad pública”, anunció entre aplausos.